martes, 27 de noviembre de 2007

LA EPISTEMOLOGÍA DE LA COMPLEJIDAD Edgar Morin - CNRS, París


La cuestión de
la complejidad,
¡es compleja!



En una escuela, la cuestión fue planteada a niños: "¿qué es la complejidad?". La respuesta de una alumna fue: "la complejidad es una complejidad que es compleja". Es evidente que se encontraba en el corazón de la cuestión. Pero antes de abordar esa dificultad, es necesario decir que el dogma, la evidencia subyacente al conocimiento científico clásico, es, como decía Jean Perrin, que el papel del conocimiento es explicar lo visible complejo por lo invisible simple. Más allá de la agitación, la dispersión, la diversidad, hay leyes. Así pues, el principio de la ciencia clásica es, evidentemente, el de legislar, plantear las leyes que gobiernan los elementos fundamentales de la materia, de la vida; y para legislar, debe desunir, es decir, aislar efectivamente los objetos sometidos a las leyes. Legislar, desunir, reducir, estos son los principios fundamentales del pensamiento clásico. En modo alguno pretendo decretar que esos principios estén a partir de ahora abolidos. Pero las prácticas clásicas del conocimiento son insuficientes. Mientras que la ciencia de inspiración cartesiana iba muy lógicamente de los complejo a lo simple, el pensamiento científico contemporáneo intenta leer la complejidad de lo real bajo la apariencia simple de los fenómenos. De hecho, no hay fenómeno simple. Tómese el ejemplo del beso. Piénsese en la complejidad que es necesaria para que nosotros, humanos, a partir de la boca, podamos expresar un mensaje de amor. Nada parece más simple, más evidente. Y sin embargo, para besar, hace falta una boca, emergencia de la evolución del hocico. En necesario que haya habido la relación propia en los mamíferos en la que el niño mama de la madre y la madre lame al niño. Es necesario, pues, toda la evolución complejizante que transforma al mamífero en primate, luego en humano, y, anteriormente, toda la evolución que va del unicelular al mamífero. El beso, además, supone una mitología subyacente que identifica el alma con el soplo que sale por la boca: depende de condiciones culturales que favorecen su expresión. Así, hace cincuenta años, el beso en el Japón era inconcebible, incongruente.

Texto Completo en:
http://www.ugr.es/~pwlac/G20_02Edgar_Morin.html



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1 comentario:

  1. Excelente iniciativa, ya que el estudio de la complejidad nos lleva a considerar aspectos tácitos que influyen definitivamente en las organizaciones, y que son de naturaleza compleja. Propongo que el texto principal de los articulos no sea tan extenso para dar espacio a otros articulos, tambien propongo que se identifique al grupo principal de apoyo al blog, con sus correos. Espero que sub-productos del grupo de investigación sobre Pensamiento Sistémico y Dinámica de Sistemas en la Formulación de Políticas Pública y la Medición del Desempeño sean publicados aqui. Saludos
    Omar Chique

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